Introducción.

         
                   
 

Los primeros viajeros y aventureros que soñaron con encontrar el mítico Dorado y la fabulosa ciudad de Manoa y los misioneros que vagaron por el Sur de Venezuela tratando de extender un Reino de Dios que se identificaba con el reino de Castilla dieron al mundo occidental las primeras noticias de lo que con el pasar del tiempo se llamaría el Estado Amazonas de Venezuela.

 
 
Pero muchos siglos antes de la venida de aquellos, pasaron por estas tierras grupos, oleadas de gente que emigraba del Sur, unas veces huyendo de sequías hambreadoras, otras buscando tierras más aptas para la agricultura incipiente y ricas en fauna. La arqueología es la ciencia que nos va descubriendo rastros, huellas del paso del hombre y de sus actividades en esta tierra.
 
 
Estudiosos en la materia afirman la existencia de dos grandes épocas de sequía, una hace unos 11.000 años y otra hace unos 3.000 años, en donde la cuenca amazónica quedó reducida a parches situados en las riberas más húmedas de la cuenca, transformándose gran parte de la Amazonía en praderas y sabanas. Las especies que no lograron alcanzar esos refugios, o adaptarse al nuevo hábitat, emigraron o se extinguieron.
 
 

Del reseco sudoeste de la Amazonía ascendieron hacia el norte las dos familias lingüísticas más afectadas: la Arawak y la Tupí-Guaraní que según Meggers comenzaron esta migración por el año 1.500 A.C.

 
 
Otro científico, Lathrap, explica la diversidad lingüística y las mgraciones, más bien a causa de la competencia que se dio entre diversos grupos que habitaban esas zonas y obligó a una expansión y movilización en pequeños grupos, buscando las cabeceras de los ríos.
 
 
Algunos de estos grupos subieron el río Madeira hasta los Andes. Otros se quedaron en el piedemonte andino y otros subieron por el Río Negro y al encontrar pocas tierras aluvionales, pasando por el Casiquiare bajaron el Orinoco que poblaron en su parte media y baja y algunos siguieron su ruta hacia las islas del actual mar Caribe. Para Lathrap, el primer desgajamiento de los Proto-Arawak se dio entre 2.000 a 3.000 años antes de nuestra era. El desgajamiento Proto-Caribe se habría realizado aproximadamente unos 1.000 años después del Arawak.
 
 
Por los estudios realizados en la cerámica encontrada en esta región, se cree que entre los años 1.600 y 800 a.C. el Orinoco fue la gran vía de penetración de grupos humanos con expresiones agro-alfareras bien precisas.
 
 
Grupos Humanos que Vivían en las Riberas Del Atabapo.
 
                   
 
Cuando los españoles llegaron a la región en el siglo XVII se encontraron con diferentes pueblos o “naciones”. No hay una medida demográfica segura para ese tiempo, pero se puede asegurar que eran grupos más bien pequeños. Los misioneros de la época tendían a exagerar el número de las poblaciones y hablar de “naciones”, con el fin de impresionar a las autoridades españolas con sus informes y conseguir ayuda y personal.
 
 

En las zonas aledañas al Atabapo y Guaviare vivía un grupo Arawak muy citado por misioneros y cronistas: la nación o grupo Guipuinabe o Guaipunabi. Se les atribuyó costumbres caníbales y, según Gilij, “...si no fuera por este vicio, no habría otra nación más estimable que los Guaipunabis. Tienen un aire “europeo”, un aspecto militar y civilizado. Odian los colores postizos y son más blancos que las demás naciones orinoquenses” (Gilij 1965,II:58). Y en otra parte dice: “Los Guaipunabis, que vencen fácilmente a todos, no sólo en el arte de guerrear, sino también en el de mandar y tener en alguna cuenta la vida social, tienen grandes principios de civilización” (Gilij 1965,II:188).

 
 

Los Caberre o Cabres o Cáveres eran también un grupo Arawak, según algunos autores, poblador del río Guaviare, según otros, del río Inírida. Gilij los asemeja mucho a los Guaipunabes. A los Puinabe los ubica Gilij en la margen izquierda del Ventuari y él mismo se da cuenta que no tienen nada que ver con Guipunabes pues su lengua lo describe como “muy difícil”.

 
                   
 

Primeros Contactos de estos Pueblos Indígenas con los Europeos.

 
                   
 

Los indígenas atabapeños entraron en contacto primeramente con los aventureros portugueses que, buscando esclavos para sus plantaciones de añil, subieron unos por el Río Negro y, navegando el caño Casiquiare se encontraron con el Orinoco; otros se metieron por el caño Itinivini y Guainía arriba, después de un portaje terrestre cayeron en el Temi y después al Atabapo. En el año 1743 los Jesuitas fundaron una reducción o pueblo misional en los Raudales de Atures.

 
 
 
En 1744 otro Jesuita, el P. Román, conociendo los avances portugueses por el Sur, hizo una expedición y se encontró en aguas del Atabapo con un barco portugués. Continuó su trayecto hacia Río Negro y descubrió al mundo occidental la ruta del Casiquiare, resolviendo así el enigma geográfico que preocupó por mucho tiempo a exploradores, misioneros y geógrafos.
 
 
 
Pero será en 1758 cuando una avanzada de la Comisión de Límites española llegó al campamento guaipunabi de Marakoa, en una ensenada frente a la desembocadura del Guaviare. La Comisión de Límites fue fruto de un Tratado entre los reyes de España y Portugal para fijar las fronteras de sus dominios en América del Sur. Esta avanzadilla española estaba comandada por Don José Solano y Bote, Capitán de Fragata, quien había recorrido varios países europeos en plan de estudios, de espionaje naval e industrial y conocedor de cartografía.
 
                   
  Fundación de San Fernando de Atabapo.  
                   
 
El Capitán Guaipunabe Cuseru o Cruzeru, entabló una relación amistosa con Solano y fundó con los españoles e indígenas el pueblo de San Fernando en Febrero de 1758. El motivo de la escogencia del nombre de la población tiene su razón en que San Fernando III llamado el Santo, fue un rey español que se distinguió en la lucha contra los árabes en el siglo XII. Pero la razón de fondo de esta nomenclatura se basó en que el Rey de España para esa época se llamaba Fernando VI y era el promotor de la Expedición. Con Solano llegó el P. Olmo, jesuita, que fue el primer párroco de esta población y también tres Capuchinos, entre ellos el P. José Antonio de Xerez, como Capellanes de la Expedición.
 
 
 
Como la población de españoles era muy inferior a la indígena, Solano pidió urgentemente que le enviaran pobladores, aunque fueran vagos y maleantes o tuvieran que sacarlos de las cárceles. Las peticiones de pobladores hicieron efecto y ya en enero de 1759 la población de españoles subió a 196 frente a los 200 guaipunabes de Cuseru.
 
 
 
A partir de entonces Don José Solano hizo de San Fernando el centro de operaciones y reconocimiento del Sur del Amazonas. Envió al sargento Francisco de Bobadilla, venezolano natural de Guayana, hasta el Alto Orinoco y al regresar, junto con Simón López partieron hacia el Río Negro por el Atabapo fundando San Carlos de Río Negro y otros pueblos. Envió a Apolinar Díez de la Fuente al Alto Orinoco en donde fundó La Esmeralda en 1760.
 
 
Cuando murió el rey Fernando VI, toda la financiación de la Expedición se vino abajo, pues el rey Carlos III ya no se interesó del problema de estos límites. Los expedicionarios se fueron y los Guaipunabes quemaron y destruyeron el fuerte construido por Solano. En 1765, cuando el P. José Antonio de Xerez le escribió a Solano, para entonces Gobernador de Caracas, le comunicó que del pueblo de San Fernando quedaban solamente ruinas.
 
  San Fernando de Atabapo después del Fracaso de la Comision de Limites.  
 
Los tres misioneros capuchinos que habían acompañado a Solano se quedaron en un estado precario, se enfermaron y abandonaron el Amazonas. Don José Solano, ya Gobernador de Caracas y Capitán General de Venezuela influyó para que los PP. Capuchinos regresaran nuevamente. A los pocos meses murieron dos misioneros y los demás regresaron al centro dejando sólo al P. José Antonio de Xerez.
 
 
Con la expulsión de los Jesuitas en 1767 por el rey Carlos III, los Capuchinos tuvieron que encargarse de todas las misiones que tenían aquellos. A esto se oponía Don Manuel de Centurión, Teniente Gobernador del Alto Orinoco y Guayana, que les hizo la vida imposible por lo que tuvieron que irse nuevamente del Amazonas.
 
  San Fernando de Atabapo en la Epoca de la Independencia de Venezuela.  
 
En San Fernando de Atabapo regía el gobierno colonial cuyos máximos representantes eran los señores José Benito López y Francisco Orozco, expulsados por la fracción del ejército de Páez que, al mando de Hipólito Cuevas y Manuel de Echeverría, se apoderó de San Fernando de Atabapo en el año 1817. En 1818 expulsó a los misioneros Franciscanos que sucedieron a los Capuchinos en la dirección de los pueblos misionales.
 
 
De 1821 a 1823 se encargó del mando político y militar de San Fernando Manuel de Echeverría. Bajo su mandato, el 18 de Julio de 1822, se promulgó la Constitución de la República en San Fernando de Atabapo y el 28 del mismo mes se instaló la primera Municipalidad en esta ciudad. A partir de 1823, en San Fernando se dieron continuas luchas por el poder, en donde los gobernadores se sucedían entre luchas intestinas hasta 1842.
 
                   
         
Antropólogo Ramón Iribertegui.